Rabietas infantiles

Rabietas infantiles

Rabietas infantiles

¿Cómo hacerlas frente?

Lo primero que debemos saber para poder enfrentarnos a una rabieta es qué es. Según la RAE una rabieta es: una impaciencia, enfado o enojo grande, especialmente cuando se toma por leve motivo y dura poco. Es fácil de entender, se trata de un enfado propio de los niños más pequeños, sobre todo desde el año y medio a los tres, y aunque para nosotros la causa sea leve ocasiona gran revuelo.
 
Entender qué son las rabietas no es difícil, lo complicado es saber qué hacer frente a ellas.
 
Las rabietas pueden tener múltiples causas: la frustración, el enfado, la confusión e incluso el temor. A estas edades los niños reclaman su individualidad mientras van explorando donde están los límites, los niños/as con rabietas no suelen tolerar bien ninguna forma de control, se muestran desafiantes, están en la encrucijada de querer ser independientes, pero a la vez dependientes demandando la atención de los padres.
 
Debemos tener en cuenta que durante la etapa de los 2 a los 4 años, los niños/as se encuentran en lo que Jean Piaget denominó pensamiento egocéntrico, necesitan todo aquí y ahora, para ellos son el centro del mundo y no llegan a entender porque sus necesidades no son cubiertas cuando ellos/as quieren.
 
Tenemos que entender también que cuando un niño/a hace una rabieta en el supermercado porque no le han comprado las galletas que quería, no lo hace apropósito, no lo hace con la intención de sacar de quicio a sus padres en la cola del super, simplemente no sabe expresar esa frustración, por no haber conseguido lo que quería, de otra manera.

niño llorando

Y aquí es donde viene la pregunta del millón, ¿Qué hacer cuando pase esto? Ante todo, mantener la calma
 
No sirve de nada entrar en una espiral de gritos contra el niño para que se calme, ya que ocasionaremos el efecto contrario. Es preciso que el padre o madre esté calmado, para ello, respirar hondo todas las veces necesarias, observar que el niño/a no se haga daño ni se lo haga a otras personas, si fuera el caso tendríamos que contenerlo para que no se haga daño, pero sin decirle nada, dejándole expresar la emoción sin inconveniente. Si el niño/a simplemente llora, sin hacerse daño a él o a los demás, no debemos entrar en contacto con él/ella, solo mantenernos cerca, sin tocarle ni hablarle, haciéndole ver que estaremos para ayudarle una vez se haya calmado, pero que esa situación de llanto descontrolado no consigue el objetivo que tenía planteado, por ejemplo, conseguir esas galletas que él/ella quería.
 
Una vez terminada la rabieta, no hablar sobre ella ni demostrar al niño/a que no te ha gustado lo que ha hecho, y, sobre todo, nunca decirle que es un niño/a malo/a por lo que ha hecho. Tiene que parecer que no nos hemos dado cuenta de la rabieta, si hacemos caso en el momento de la rabieta o le damos esas galletas que quería, estamos perdidos, ya que el niño/a interpretará esa actitud como una manera de conseguir lo que quiere, lo cual puede llevar a que la utilice seguidamente.
 
Lo que sí podemos, y debemos hacer, es enseñarle a reconocer y gestionar sus emociones, es una de las partes de nuestro programa Kitsune, a los más peques de la casa se les enseña a reconocer sus emociones y posteriormente a gestionarlas. Para ello, desde casa podéis usar el cuento de El Monstruo de los Colores, para los/as niños/as es muy atractivo ya que pueden identificar las emociones por colores, así cuando noten que se están enfadando os podrán decir “me estoy poniendo rojo”, y podréis anticipar la rabieta enseñándoles a relajarse, para ello un libro muy recomendable es Respira.

programa de matemáticas manipulativas kitsune 3d

Como síntesis:
 
1. Hay que recordar que el/la peque no entiende sus emociones, necesita aprender a reconocer lo que siente y a gestionarlas, obviamente solo con reconocerlas y gestionarlas no se van a acabar los llantos, los adultos somos capaces de reconocer nuestras emociones, pero aun así seguimos enfadándonos. 

2. Ante todo, mantener la calma, no es para nada productivo tomarla a gritos con el niño/a, ya que no conseguiremos la extinción de la conducta

3. Durante la rabieta no ceder, si la rabieta ha ocurrido porque quiere una galleta, pero es la hora de la cena y no es momento, no darle la galleta, ya que, si cedemos, la conducta de la rabieta habrá sido reforzada para que se repita

4. Estar cerca durante la rabieta, que sepa que no le vamos a abandonar, pero no prestar atención a la rabieta, no tocarle ni hablarle en ese momento

5. Nunca decirle que es un niño/a malo/a porque haya tenido una rabieta, recordemos que aún no sabe gestionar sus emociones y no sabe lo que le pasa

6. Por último, acompañarle siempre en su emoción, sea ésta del tipo que sea.

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